De la realidad a la gran pantalla: Fescila dedica su 29ª edición al cine basado en hechos reales
martes, 4 febrero 2025
- Del 3 al 10 de mayo, el festival almuniense pondrá el foco en el gran número de biopics y películas basadas en hechos reales producidas en los últimos años
- La imagen oficial de esta próxima edición es obra del diseñador zaragozano Pablo Berges
Desde sus inicios, el cine ha demostrado su capacidad para captar la realidad. Ahí están los primeros rollos de celuloide de los hermanos Lumière (La salida de la fábrica Lumière en Lyon o La llegada de un tren a la estación de La Ciotat) y Salida de misa de doce del Pilar de Zaragoza, de Eduardo Jimeno. No se tardó en explorar su potencial para crear mundos y personajes posibles, y de esa combinación entre la documentación y la ficción se puede decir que nace un género propio. En su vigésimo novena edición, el Festival de Cine de La Almunia (Fescila), pondrá el foco en aquellas películas que nacen en ese límite entre la realidad y la ficción: las basadas en hechos reales. Entre el 3 y el 10 de mayo y bajo el lema Basado en hechos reales, el festival pretende mostrar cómo el cine ha sido, y sigue siendo, un poderoso medio para reconstruir, documentar y dar testimonio de una amplia diversidad de historias que han impactado y marcado en la sociedad.
Fescila quiere poner en valor el papel de este tipo de películas para acercar al público historias que, de otra manera, quedarían en la sombra o en el olvido. Está claro que el cine documental es el género más pegado a la realidad y que mejor cumple con esa labor de dejar testimonio, de ahí que también sea un género periodístico, pero el cine basado en hechos reales juega con otras narrativas y llega a un público mucho más amplio y variado. Además, la forma en la que el cine cuenta una historia marca el relato social de esos hechos. “Las herramientas de la ficción son muy potentes, de ahí el poder del cine para impactar en el espectador y perdurar en el tiempo, y por eso su capacidad para fijar en la memoria colectiva, en este caso, hechos reales”, explica el director artístico de Fescila, Alejandro Aísa. “¿Cuántas personas han conocido a Gildegart Rodríguez gracias a La virgen roja, de Paula Ortiz? Seguro que muchas. Y la película les habrá llevado a querer saber más sobre su vida. Habrán buscado más información, habrán leído, habrá visto noticias y lo que seguro no se borrará de sus mentes serán las escenas que más les hayan impactado”. Por eso, añade Aísa, los profesionales del cine tienen una gran responsabilidad y deben abordar este tipo de proyectos con rigor y respeto por la verdad.
En esta edición del festival se hablará desde el biopic o película biográfica hasta el auge del true crime y también como el cine se convierte en testigo de la historia y reconstruye algunos momentos clave en la gran pantalla. Reflejo de esa tendencia de los cineastas a beber de forma tan directa de la realidad son varios de los trabajos que han marcado la temporada y que este sábado llegan como algunos de los favoritos a los Goya: El 47, de Marcel Barrena, La infiltrada (Arantxa Echevarría), Soy Nevenka (Icíar Bollaín), Marco (Jon Garaño y Aitor Arregui), La estrella azul (Javier Macipe) y La Virgen Roja (Paula Ortiz).
El creciente interés por este tipo de historias ha llevado también a un auge de series de ficción inspiradas en hechos reales: Yo, adicto; Balenciaga, Las abogadas, El caso asunta o El cuerpo en llamas, son algunos ejemplos. “Nos interesa conocer qué elementos de la realidad atrapan tanto a los directores y guionistas hasta el punto de que apuesten por levantar el proyecto de una película o serie. Cómo es la labor de investigación, cómo trabajan esa fina línea que separa el retrato de la caricatura, cómo es el casting de actores y actrices… Estas son algunas de las cuestiones que queremos abordar de la mano de los profesionales del audiovisual”, explica la directora de producción de Fescila, Carmen Pemán. “La conclusión que podemos sacar de este género, el de lo basado en hechos reales, es que de una vida o de un suceso concreto, aunque a veces pueda venir de la persona más desconocida, siempre se consigue extraer una lección colectiva”, subraya Pemán.
La reconstrucción de los hechos
Como en la edición anterior y en la 2018, el diseñador aragonés Pablo Berges se ha encargado de la imagen del festival para la vigésimo novena edición. Su propuesta combina el diseño gráfico con varios retratos reales fragmentados con los que ha querido simbolizar la reconstrucción que implica un relato basado en hechos reales y, a su vez, la multitud de perspectivas. “Cada fragmento representa una historia, un testimonio o un punto de vista. Al unirlos, se construye una visión más amplia y compleja de la realidad”, explica Berges. “El primer plano que conforman trata de potenciar esa conexión emocional con el espectador”, añade. El diseñador ha apostado también por el contraste del blanco y negro con colores muy vivos para aludir a “la dualidad entre objetividad y narratividad artística”.

Pablo Berges (Zaragoza, 1994) es natural de Ejea de los Caballeros. Diseñador gráfico y de producto, especializado en branding y packaging, se formó en la Escuela de Arte de Zaragoza, ELISAVA Barcelona y EASD València. Ha trabajado como diseñador gráfico y director de arte en diversos estudios de estas dos últimas ciudades. Cuenta con varios premios nacionales e internacionales, como Pentaward, Liderpack o el Premio Nacional de Innovación en Diseño y Embalaje.